El gran cultivo de papayas
Hace ya un par de semanas estuvimos en el sur de Chile, Buchupureo para ser exactos, a unas 6 horas de Santiago; para los que no lo conocen es un lugar increíblemente lindo, la mezcla perfecta entre playa y campo, cerros y valles de un verde brillante, pinos, Nalkas, Boldos, todos con un aspecto prehistórico por su gran tamaño, las playas son amplias, largas y sin la intervención del ser humano, ya que ellos la cuidan y la quieren.

La naturaleza está viva y se siente, la gente es más feliz y vive más tranquila, los pueblos son chicos y por ende la economía también lo es, pero hay recursos para casi todos, varios trabajan y viven de la naturaleza, agricultores de maqui, miel orgánica, hongos (o callampas secas), huertos, crianza de animales a modo personal, pero uno de los productos que más nos llamó la atención fue el cultivo de papayas en esta zona del país, ya que es un lugar frío como casi todo el sur, pero extrañamente hay ciertos lugares que parecieran tener microclima, son húmedos y la temperatura no es tan fría, lo que hace que esta maravillosa fruta pueda darse aquí.

El lugar donde encontramos estas papayas, era a un costado de la calle principal, no muy difícil de encontrar pero tampoco sobresalía mucho, desde el comienzo se notaba que era un espacio humilde en cuanto a su promoción, daba la impresión de querer pasar desapercibido, pero igual entramos; nos metimos por un caminito de tierra y luego de unas casas nos topamos con este enorme huerto de papayas, un cultivo orgánico, cuidado con mucho amor por la señora Melu, una persona muy introvertida pero de gran corazón, nos recibió con amabilidad y ternura, enseñándonos sus papayos, su casa, como vivía y toda la variedad de productos que hacía con esta fruta tropical, además de otras frutas de la zona.

Estar parados en medio de ese bosque de papayos era como estar en otro lugar del mundo, se sentía la humedad y el olor dulce de la fruta, por unos segundos olvidamos estar en el sur de Chile y nos trasladamos al Trópico.
Caminamos entre los árboles, los tocamos y observamos, fotografiamos las hojas, el suelo, la fruta, el huerto, todo era increíble.

Más tarde, luego de un buen rato conversando y observando el lugar junto con la señora Melu, nos fuimos a su casa para que ella pudiera mostrarnos sus productos.
Nos llevamos una gran sorpresa, ya que no solamente hacía papayas en conserva como nosotros pensábamos sino que había inventado una mermelada, un té y un ¡¡Syrup de papaya!!
productos muy innovadores y poco usuales
También tenía mermeladas exquisitas, de sabores como membrillo, alcayota, higos y nuez, durazno, frutilla, etc.
Maravillados por su gran variedad de productos artesanales escogimos unos cuantos para llevarnos a la casa y poder hacer recetas nuevas!
Y es así como termina esta linda experiencia, conocimos un lugar maravilloso, a una nueva persona, amable y acogedora, digna de ser la inspiración de muchos, por su amor a su trabajo y a sus plantas, por ser trabajadora, esforzada, y siempre con una sonrisa en la cara.
Gracias señora Melu!

Fotos por: Martín König B.
Créditos a señora Melu y su familia, y a todos los que nos acompañaron y mostraron este lindo lugar del mundo.